martes, 29 de julio de 2008

Caníbal

Ayer desperté con sed, me levante, y pronto me dispuse a nutrirme, baje hasta mi sótano, abrí la puerta y enseguida se escucharon gemidos y aullidos, llenos de temor, provenientes de esas criaturas, que al verme se orillaban dentro de sus jaulas, con la intención de alejarse de mí. No puede evitar sonreír para mis adentros, el placer, el placer que me causaba ser el origen de tanto miedo excedía mi lástima por ellos.

Me incline y mire a una pequeña niña temblorosa, sus ojos expresaban el más profundo horror – demasiado pequeña - pensé, camine alrededor, observando las jaulas, mire a un chico flaco y desgarbado, él me miraba desafiante, leí en su mirada todo el odio y asco que sentía hacia mi persona, sonreí de nuevo, seria él.

1 comentario:

Alejandra M dijo...

¿Buena elección?
¿Provecho?
Jajajaja.
Saludos.