jueves, 29 de abril de 2010

Pequeña aclaración.

Hace rato cheque un comentario del buen Novak en un post de Aníbal, que me hizo pensar sobre el significado del nombre (apellido o apodo) Novak… y después de esto me centre en el comentario, en el cual (no sé si a modo de carilla o en serio) manifestaba su confusión sobre el o los personajes autores del post, por ende, posiblemente existiera un desconcierto en las mentes de los 4 ―únicos y amados― lectores de este blog sobre quién era el autor de los post que de vez en cuando leían.

Así que permítanme despejar esa neblina que nubla (mju) sus mentes, hace tiempo en mi época de estudiante universitario (ay que viejo) conocí a un inbañable joven de nombre Aníbal el cual ―además de tener el habito de no bañarse― compartía conmigo el gusto por la lectura. Después de un tiempo me paso algunos de sus escritos, que en ese momento me parecieron buenos (sabrá el universo que tenia en la cabeza yo por aquellos tiempos) así que animado por mi camarada me puse a escribir también.
Ahora que hecho memoria me doy cuenta de que en realidad a él se le ocurrió abrir un blog, para poner las cosas que escribíamos (puras pestes), yo en ese tiempo ni idea tenía de que los blogs existían, ese blog se llamo Cuentos Enredados; y no duro ni dos días. Después hice un blog personal, y quise darle el mismo enfoque por lo que lo llame también Cuentos Enredados e invite al Aníbal a postear sus escritos.

Así que en resumen es como un autor invitado y yo sigo siendo el más chingón.

P.D. Proximantente… otro post.

jueves, 15 de abril de 2010

epoca de... ¿reflexiones?

-Decisiones, decisiones- se repetía una y otra vez en su mente, había llegado el momento en el cual definitivamente no tenía ni una minúscula idea de que hacer, -¡demonios!- maldijo, y como un completo autómata sorbió un poco de su café, en realidad no era tanto el malestar que le provocaba el gélido clima, mucho menos le importaba el inesperado rumbo que su vida estaba tomando, solo que esa extraña sensación de tener sucias las manos lo volvía loco.

Quien lo iba a pensar, navidad se acercaba y el acababa de matar a un hombre, era su primera vez.

El joven deposito el vaso de café manchado de sangre dentro de la que sería su inseparable mochila, se limpio las manos con un trapo y procedió a limpiar la escena,

finalmente encendió un cigarrillo...

lunes, 12 de abril de 2010

inercia.

*Omiti las escenas gore por que no estoy muy seguro de las politicas de mi amigo pedro respecto a eso, ademas luego parezco psicopata, (lo cual no soy, ¿o si?)...

Inercia.

Estaba parado en un callejón que quedaba justo en frente de la pequeña oficina donde se encontraba mi próxima víctima, sonreí un poco pensando en lo que estaba a punto de hacer ―en realidad la paciencia nunca fue una de mis virtudes― sin embargo miraba atento cualquier detalle o movimiento extraño de aquella calle, saque mi mochila y revise todo lo que había dentro, lo hacía de una manera meramente rutinaria, siempre he sido muy cuidadoso y no podía quebrantar ninguna de mis reglas, era vital respetarlas si quería seguir jugando este juego.

Pasaron unos cuantos minutos y por fin la hora esperada llego, un hombre de aspecto apurado iba saliendo de aquel lugar que vigilaba, a decir verdad el no me conocía, esa era la regla número uno, que tu víctima no te conociera ni tener ninguna relación con ella, ayudaba mucho a que no estuviera alerta, y claro, también ayudaba para que ninguna línea de investigación llegara a ti, pero que él no me conociera no quería decir que yo no lo conociera a él, esa era mi segunda regla, tenía que haber un trabajo de investigación exhaustivo, así que yo, por ejemplo, sabia que lugares frecuentaba, con quienes andaba y a qué hora, a que se dedicaba, si tenía familia, y algunas veces, si en realidad creía que lo merecía, dejaba que mi victima me conociese minutos antes de darle muerte.

No me gusta pensar que sólo mato a los que se lo merecen, siendo honesto dudo mucho que alguien tenga meritos suficientes para seguir viviendo, pero siempre elegí personas que desde mi modo de ver la vida, eran especialmente merecedores de morir, después de todo tampoco tendrían cualquier muerte, sino, que yo personalmente haría el trabajo sucio, y eso creo yo, ya es un honor, simple y llana justicia.
Dudo de si la persona salió caminando apresuradamente por que presentía algo o si sólo era que su conciencia no lo dejaba estar tranquilo, pero su destino estaba marcado, si mi información no fallaba, estaba a punto de venir directo hacia mí, rápidamente saque una franela que tenía preparada para eso y con el cobijo de la noche, en el momento que paso junto a mí, la puse en su boca y nariz, mientras, lo tome firmemente hasta que se desvaneció, me vi tentado a segar su vida ahí mismo pero mis reglas no deben de ser rotas nunca, así que lo cargue al hombro y discretamente lo puse en la cajuela del coche que prepare para ello, segundos después como yo lo había previsto, un automóvil llego al final del callejón y espero a su pasajero, escondido entre las sombras ya con la mitad de trabajo realizado, me aleje mirando aquel taxi, seguro de que su pasajero jamás llegaría…

Cuando despertó estaba atado de pies y manos a una silla, una cinta industrial de esas grises tapaban su boca pues me molestaba de sobremanera que me molestaran mientras hacia mi trabajo, sin embargo esta vez no le tape los ojos, el era una de mis victimas especiales, sus ojos estaban como platos e inmediatamente el miedo recorrió su cuerpo desde los pies hasta la raíz de su poco cabello cano, lo disfrute enormemente, sin embargo me limite a mirarlo, no hizo falta más que mostrarle la fotografía de una mujer brutalmente golpeada que reconoció en seguida, y supo de inmediato que iba a morir, saque un cuchillo y lentamente me acerque, el final estaba por llegar…

Días después vi en los diarios que un cuerpo había aparecido, el hombre al parecer de 45 años de edad, se encontró en un panteón sobre la tumba de su esposa con dos cortes en la cara que lo hacían lucir una enorme pero macabra sonrisa, el era un importante empresario, sobre el cual se sospechaba que había mandado matar a su esposa, pero según se decía, su dinero había entorpecido las investigaciones, sin embargo no había indicios ni pistas que revelaran la identidad del homicida, la principal línea de investigación era la venganza pero no había aun sospechosos…
Hurgue entre mis pertenencias y saque un cigarrillo mire el estante que tenía celosamente guardado en mi sótano, ahí se encontraba dentro de una bolsa plástica un cabello plateado de aquel señor, prendí el cigarrillo y mientras estudiaba a mi siguiente víctima no pude evitar sonreír, justo cuando exhalaba el humo pensé en por qué hacía yo aquello, ¿justicia?, A quien engaño – inhale un poco mas de mi cigarrillo, – Mato y muero por inercia – pensé –.

domingo, 11 de abril de 2010

cronicas de la vida y la muerte

Dicen que lo que un buen escritor necesita es una vida solitaria, y tener los sentimientos a flor de piel, dicen que la tristeza es la musa perfecta, creo que yo cumplo los requisitos, bueno, me hace falta ser un buen escritor, hace años que no escribo nada pero aquí estoy y frente a mi esta una hoja en blanco de mi copia de Microsoft Word® así que amenazo con volver.

Pero antes me gustaría revivir este blog y renacer del mundo donde los escritores muertos toman café y fuman, diciendo:

“bienaventurados los que sueñan y en su corazón albergan esperanza, fe y locura, porque ellos son parte de un grupo de personas que no solo viven de experiencias, si no que logran trascender en un mundo imaginario”

Crónicas de la vida y la muerte.


La sala de urgencias se encontraba llena, poco más de una decena de personas esperaban que un médico o enfermera se apiadasen de ellos y los atendieran por fin, Lizbeth no tenia seguro medico, Juan su esposo, estaba desquiciado, el cheque que su mejor amigo le había prestado no tenia fondos, la crisis estaba en su apogeo y el dinero escaseaba, en un arranque de desesperación se paro del asiento y esquivando al guardia de seguridad tomo al primer hombre de bata blanca que vio y le rogo que atendiera a su esposa, esta tenía ya 9 meses de embarazo y sufría de dolores y malestares que indicaban que el alumbramiento se acercaba, el doctor le devolvió una mirada fría y con voz tranquila pero firme le indico que se sentara en la banca y esperara, desde la entrada un camillero miraba toda la escena angustiado, llamo a la joven mujer e ignorando a una persona cuyo brazo estaba sangrando y con una fractura claramente visible, le hizo entender por medio de señas que fuera a donde estaba él, la mujer con el rostro desdibujado por el dolor y la angustia, víctima de la indiferencia vio en esa persona su última esperanza.

Cuando Juan regreso no encontró a su mujer pero un extraño charco de una sustancia desconocida para él, que se encontraba justo donde su mujer debería de estar sentada lo hizo imaginar que sus peores temores se estaban haciendo realidad.

Lizbeth tenía espasmos y mientras una mujer desconocida la sujetaba de la mano derecha otra se encontraba ordenándole que pujara, dentro de la ambulancia de la que se encontraban contaban con pocos medicamentos, algunas toallas y un poco de agua que habían recogido en el camino a la rampa de emergencias, de repente ante la puerta de la ambulancia Juan miro una extraña escena, una mujer, un hombre vestido como camillero y su esposa estaban en plena labor de parto, no solo eso, al parecer, estaban por terminar, una enfermera escandalizada al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo gritaba que pararan, sin embargo estaban en un punto donde ya no había retorno y con un último grito desgarrador de la madre el camillero recibió al nuevo niño en sus brazos.

Después de cortar el cordón, procedió a limpiar al niño con las toallas y un medico conmovido por lo ocurrido subió pronto a la ambulancia para verificar que el niño estuviera bien y atender a la madre, pero algo no iba bien, el niño no lloraba…
El apartamento estaba iluminado tenuemente por la luz del televisor encendido, una persona sentada en la mesa del centro estaba terminando de escribir en lo que parecía una pequeña hoja de papel amarillo, se levanto lentamente y se dirigió a un buro, abrió el cajón y saco un revolver, dio un recorrido por la habitación pues había escuchado unos ruidos extraños, todo estaba en orden y perfectamente acomodado, suspiro y se acerco de nuevo a la mesa, tomo el papel y releyó, - “no se culpe a nadie de mi decisión, la vida simplemente no tiene sentido. PEDRO” – y en menos de un segundo el cañón de su magnum apuntaba directamente sobre su sien izquierda y disparo…

En ese mismo momento lejos de ahí el llanto de un niño inundaba la sala de emergencia, todos, pacientes, doctores y enfermeras felicitaban a un hombre que ahora mostraba una sonrisa enorme, el hombre se dirigió al camillero que bajaba de una ambulancia y ansioso le pregunto – dígame por favor, ¿cómo se llama usted?- el camillero visiblemente conmovido solo atino a decir – Pedro, señor, mi nombre es Pedro- el hombre abrazo efusivamente a Pedro y lo llevo con su mujer, ella sostenía ahora si entre sus brazos al nuevo niño que acababa de nacer, y dijo – Lizbeth, ¿oíste? Pedro, que bonito nombre, así se llamara nuestro bebe-…