domingo, 11 de abril de 2010

cronicas de la vida y la muerte

Dicen que lo que un buen escritor necesita es una vida solitaria, y tener los sentimientos a flor de piel, dicen que la tristeza es la musa perfecta, creo que yo cumplo los requisitos, bueno, me hace falta ser un buen escritor, hace años que no escribo nada pero aquí estoy y frente a mi esta una hoja en blanco de mi copia de Microsoft Word® así que amenazo con volver.

Pero antes me gustaría revivir este blog y renacer del mundo donde los escritores muertos toman café y fuman, diciendo:

“bienaventurados los que sueñan y en su corazón albergan esperanza, fe y locura, porque ellos son parte de un grupo de personas que no solo viven de experiencias, si no que logran trascender en un mundo imaginario”

Crónicas de la vida y la muerte.


La sala de urgencias se encontraba llena, poco más de una decena de personas esperaban que un médico o enfermera se apiadasen de ellos y los atendieran por fin, Lizbeth no tenia seguro medico, Juan su esposo, estaba desquiciado, el cheque que su mejor amigo le había prestado no tenia fondos, la crisis estaba en su apogeo y el dinero escaseaba, en un arranque de desesperación se paro del asiento y esquivando al guardia de seguridad tomo al primer hombre de bata blanca que vio y le rogo que atendiera a su esposa, esta tenía ya 9 meses de embarazo y sufría de dolores y malestares que indicaban que el alumbramiento se acercaba, el doctor le devolvió una mirada fría y con voz tranquila pero firme le indico que se sentara en la banca y esperara, desde la entrada un camillero miraba toda la escena angustiado, llamo a la joven mujer e ignorando a una persona cuyo brazo estaba sangrando y con una fractura claramente visible, le hizo entender por medio de señas que fuera a donde estaba él, la mujer con el rostro desdibujado por el dolor y la angustia, víctima de la indiferencia vio en esa persona su última esperanza.

Cuando Juan regreso no encontró a su mujer pero un extraño charco de una sustancia desconocida para él, que se encontraba justo donde su mujer debería de estar sentada lo hizo imaginar que sus peores temores se estaban haciendo realidad.

Lizbeth tenía espasmos y mientras una mujer desconocida la sujetaba de la mano derecha otra se encontraba ordenándole que pujara, dentro de la ambulancia de la que se encontraban contaban con pocos medicamentos, algunas toallas y un poco de agua que habían recogido en el camino a la rampa de emergencias, de repente ante la puerta de la ambulancia Juan miro una extraña escena, una mujer, un hombre vestido como camillero y su esposa estaban en plena labor de parto, no solo eso, al parecer, estaban por terminar, una enfermera escandalizada al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo gritaba que pararan, sin embargo estaban en un punto donde ya no había retorno y con un último grito desgarrador de la madre el camillero recibió al nuevo niño en sus brazos.

Después de cortar el cordón, procedió a limpiar al niño con las toallas y un medico conmovido por lo ocurrido subió pronto a la ambulancia para verificar que el niño estuviera bien y atender a la madre, pero algo no iba bien, el niño no lloraba…
El apartamento estaba iluminado tenuemente por la luz del televisor encendido, una persona sentada en la mesa del centro estaba terminando de escribir en lo que parecía una pequeña hoja de papel amarillo, se levanto lentamente y se dirigió a un buro, abrió el cajón y saco un revolver, dio un recorrido por la habitación pues había escuchado unos ruidos extraños, todo estaba en orden y perfectamente acomodado, suspiro y se acerco de nuevo a la mesa, tomo el papel y releyó, - “no se culpe a nadie de mi decisión, la vida simplemente no tiene sentido. PEDRO” – y en menos de un segundo el cañón de su magnum apuntaba directamente sobre su sien izquierda y disparo…

En ese mismo momento lejos de ahí el llanto de un niño inundaba la sala de emergencia, todos, pacientes, doctores y enfermeras felicitaban a un hombre que ahora mostraba una sonrisa enorme, el hombre se dirigió al camillero que bajaba de una ambulancia y ansioso le pregunto – dígame por favor, ¿cómo se llama usted?- el camillero visiblemente conmovido solo atino a decir – Pedro, señor, mi nombre es Pedro- el hombre abrazo efusivamente a Pedro y lo llevo con su mujer, ella sostenía ahora si entre sus brazos al nuevo niño que acababa de nacer, y dijo – Lizbeth, ¿oíste? Pedro, que bonito nombre, así se llamara nuestro bebe-…

7 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

¿Pedro renació en el bebé?.

Buen cuento, solo el final me pareció confuso pero como tu blog se llama ¨Cuentos enredados¨, entonces no pregunto.


Hola.

Cromagnon dijo...

Me gustó la historia... aunque no estoy seguro de entenderla del todo, llegue a la misma conclusión que la malquerida. Pero me da la impresión de que ahí algo más.

En general chido, nomás como que te hace falta darle una pulidita a la narración.

Haber si ya escribes aquí más seguido pa' ya sacar al blog del estado zombi.

P.D. ¿No se te ocurrió otro nombre?

Anibal dijo...

hola, pues en realidad esta historia puede ser tan complicada o tan simple como ustedes elijan, el final es confuso y abierto a la interpretacion.

lo hize asi a proposito para esconder mis propios pensamientos jajaja luego mi amigo peter dice que me proyecto descaradamente jajaja

de la narracion pues es que que hago? apenas empeze a escribir otra vez XD gracias por sus comentarios y tu tambien pedro aplicate..

y para ser honestos si lo relees varias veces pedro vas a darte cuenta que estoy contando otra historia.. algo que me pasa a mi... por eso elegi los nombres we.

lex dijo...

NO MANCHES K BUENA HISTORIA NETA WEY TA PERRA JA CUANDO EMPECE A LEER PENSE ESTE WEY VA ADECIR PURAS MARIHUANADAS JAJA PERO TA CHIDA SALUDOS

Anibal dijo...

un anigo lo leyo y me pidio que dijera que fregados tenia que ver el final y los nombres, bueno... queria decir en parte: un pedro decidio morir, un pedro decidio salvar una vida y un pedro acababa de nacer... todos casi al mismo tiempo...cronicas de la vida y muerte habla precisamente de las elecciones y las nuevas oportunidades como constantes en este espacio-tiempo

Novak dijo...

Anibal? Peter? Puff me confunde mas tu identidad.

La historia es muy buena y roza mucho la realidad. Tomar a consideración cual emergencia es primero.

Buen post

Heriberto VV dijo...

Así es como la vida y la muerte pasa en un instante ante nuestros ojos. Tu historia es una típica historia que se vive en la vida diaria. Interesante.
A veces resulta arrogante lo que digo: lo muerto, muerto está. Pero vamos a lo mismo, de nuestra impotencia de poder aceptar la muerte como algo irremediable. Quién no le tiene miedo a la muerte? (yo no, por cierto).
PD. A mi me falta mucho para llegar a ser un escritor. Tú llevas mayor avance, jaja.
Saludos.